«Doctor, no como y no bajo». Por Dr. David Sznajderhaus

Doctor, le juro que dejé hasta el mate!!!, el mate engorda???

Anoche cené un tomate partido y media naranja!!!………

Estas y otras tantas,  son  típicas frases de los pacientes que no toman debida conciencia de que están gordos y en cierta manera, sufriendo una enfermedad que trae aparejadas un montón de complicaciones en la esfera física y psíquica. Lo primero que debería pasar es que el paciente deje de tratar de engañar al médico y a sí mismo. Negar la excesiva ingesta de comida es como el alcohólico que dice cuando está totalmente borracho, que SOLO tomó 2 vasitos de tinto… o del fumador con dificultades respiratorias, que fuma 4 o 5 cigarrillos por día. Si bien esto forma parte de la problemática de los obesos, los médicos que nos dedicamos a esta enfermedad, no ignoramos que existe en la mente del gordo una serie de conflictos que lo llevan a “echar la culpa” de la gordura a todo el mundo menos a asumir que el problema comienza en “él mismo”, siendo este un mecanismo de defensa para no sentirse mal por comer, “ y que quiere doctor, paso por el kiosko y me ofrecen 3 alfajores por 100 pesos; paso por un local de comidas rápidas y bueno me tiento, etc, etc. Y si bien todo esto es verdad, esta es una faceta a la que le dedicamos también parte de la consulta en el caso de aquellos pacientes que no hacen terapia por otro lado. El gordo no come por hambre, ya que es difícil aumentar de peso en forma desmedida por ingerir pollo, pescado, algo de carnes rojas, ensaladas, frutas, etcétera. El gordo come, en la mayoría de los casos, por ansiedad frente a diferentes estímulos nocivos que recibe a diario como por ejemplo problemas en el trabajo, en el hogar, “mis hijos me vuelven loca”, mi marido vuelve tarde y me pide que lo acompañe en la cena,  yo había cenado con mis hijos y tuve que comer otra vez…. Mi esposa compró helado de chocolate, me invitaron a una fiesta, ¡cómo voy a despreciar la comida! Excusas, siempre excusas, pero que forman parte de esa ansiedad por las cosas ricas. Y aquí es donde se debe hacer notar que la frase “Dr. no como y engordo”, es cierta. No come comida, pero come postres, galletas de toda clase y marca, helado, tortas, chocolates, etc. También es típico escuchar: “desayuno mate, mucho mate y trabajo toda la mañana, claro a las 3 de la tarde me muero de hambre” . Y como no va a  ser así????. No hay cuerpo que aguante más de 3 horas sin una ingesta de alimento, no alcanza con yogur, mate o café, hay que comer algo sólido, un par de tostadas por ejemplo. Hay que saber que mientras estamos ocupados “ a mil” en el trabajo, nuestra energía física y psíquica está al servicio de ese “mil”, ni pensamos en comer, cuando aflojamos las tareas viene la hecatombe y devoramos de todo, alfajores, galletitas, las facturas de la mañana… Es fundamental el desayuno. Es la comida que nos va a marcar el ritmo del resto del día. Un buen desayuno no quiere decir de todo y mucha cantidad, quiere decir una infusión con dos rodajas chicas de pan con una cucharadita de queso untable descremado y mermelada bajas calorías, y talvez un vaso de jugo o una manzana. Con esto tenemos calorías y energía para mantenernos bien 2 o 3 horas sin sentir hambre y menos aún ansiedad

Tengamos en cuenta también que es imposible vivir comiendo con los tres cualquier: cualquier cosa a cualquier hora en cualquier lugar. La obesidad es cosa seria. Es una enfermedad que como muchas, tiene causas, diagnóstico y tratamiento. Lo más importante es tomar la decisión de bajar de peso, en el tiempo aceptable, con un profesional de consulta permanente y por sobre todo, con el cambio en al hábito de la alimentación. De otra manera, es probable que Ud. baje pero también  que al poco tiempo vuelva a subir y tal vez más de lo que bajó. No es imposible y aunque cuesta, vale la pena. La salud es un bien que no tiene reposición. Cuidémosla.

Dr. David Sznajderhaus

MN 70.630

Especialista en Trastornos de la Alimentación